Bueno, creo que hoy todos sentimos lo mismo, mas allá de la inclinación política de cada uno, hoy sentimos tristeza y sobre todo impotencia.
Podemos debatir que la culpa es de este o aquel otro pero ya no viene al caso. La delincuencia violenta se llevó nuevamente otra vida, la de un inocente.
Esto se puede para de una sola manera: decidiéndose a arrancar el problema de cuajo y poniendo los huevos sobre la mesa, así como lo hicieron en Colombia.
Además como pueblo debemos exigirle al gobierno que actúe, porque uds. piensan que una marcha pedorra les mueve el piso? no.
El día que nos decidamos a cambiar esto es el día que va a terminar la violencia.
Nada mas. Sólo elevemos una oración por Candela y pidamos que se resuelvan también los más de 400 casos que aun quedan sin esclarecer.